Hay fechas que van jalonando el devenir de una trayectoria y el sábado, 20 de diciembre del año que ya termina, será, en el recorrido imaginario del Taller de Pintura, uno de los momentos de mayor unidad y alegría por las cosas bien hechas en el ya largo palmarés de actos realizados.
Será dificil repetir un curso como el de este año: la publicación del no. 1 de la revista TRAZOS, la exposición antológica EL ARTE EN EL MEDIO RURAL en Santa María de Huerta, la edición reciente del CALENDARIO artístico y ahora esta fiesta del arte que el pueblo de Villasayas ha querido acoger haciendo gala de la hospitalidad que le caracteriza.
Hasta el sol quiso sumarse a la fiesta haciendo que los tejados, las calles, los montes, las piedras milenarias de la iglesia, brillaran en todo su explendor y a la una y media de la tarde los pintores empezaban a congregarse en la antigua escuela, ya reconvertida en taller de arte y engalanada para la ocasión. Hasta 83 personas nos juntamos para brindar por el tiempo trancurrido juntos y con la mirada puesta en los proyectos futuros, siempre con el arte, con la pintura, como motor dinamizador.
De la ilusión y buen hacer con que las pintoras de Villasayas organizaron este dia de fiesta, dan testimonio las fotografías que tomó Fidel. A los postres de la comida en el salon social, los chistes, los brindis, las bromas, dieron paso a los regalos y así se fueron distribuyendo los mas de noventa libros de arte y de autores sorianos que habíamos reunido para la ocasión. Como colofón, se procedió al sorteo del cuadro que había pintado para este día y entre gritos de buena suerte acudió a recogerlo Toñi Berna, de Almazán.
Un día entrañable que complementa las clases con eso tan importante y tan escaso hoy en día como es la relacción, el diálogo, la amistad, en suma: el humanismo.